Cuándo y por qué se enfrenta el farmacéutico a la decisión de transmitir su oficina de farmacia.

Transmitir la oficina de farmacia es una decisión difícil y compleja con graves implicaciones profesionales, por supuesto, pero también personales y familiares.De hecho podemos afirmar sin temor a equivocarnos que las decisiones más duras en la vida profesional de un farmacéutico son las relacionadas con la adquisición y transmisión de su oficina de farmacia.

Es difícil establecer bajo que circunstancias o ante que dificultades el farmacéutico termina por concluir que su futuro profesional pasa por transmitir o cambiar su oficina de farmacia actual para emprender una nueva etapa. No obstante sí podemos considerar algunas situaciones vitales y profesionales recurrentes en las que, antes o después, la opción de transmisión aparece como la medida mas adecuada para la resolución de situaciones personales o familiares complejas.

I. Para conservar el patrimonio farmacéutico dentro de la familia.

Hay una circunstancia vital en la que la posibilidad de transmisión de la oficina de farmacia dentro de la propia familia aparece no solo como legítimo anhelo si no como el perfecto colofón de una carrera profesional impecable.

Se trata de titulares que llevan muchos años al frente de la farmacia, que después de muchos años de impecable atención gozan de la confianza de una clientela fiel. Fruto de su experiencia y capacidad de gestión cuentan con un negocio saneado, un buen nivel de vida y el reconocimiento profesional de sus colegas y clientes.

Dentro de la familia, uno o varios herederos han continuado la tradición y ejercen como farmacéuticos, en ocasiones dentro de la propia farmacia.

A medida que transcurre el tiempo el titular se enfrenta a la cuestión de cómo planificar, con tiempo y de forma gradual, la transmisión de la gestión de la oficina a sus herederos para asegurarse de que ese patrimonio permanezca estable y sin minoración dentro de la familia. Deberá afrontar y resolver varias cuestiones críticas para lograr que un brillante y envidiable fin de carrera profesional no termine por convertirse en una frustrante salida en términos patrimoniales o, lo que sería aún peor, crear un conflicto familiar que amargue los últimos años de ejercicio.

La problemática que con más frecuencia nos trasladan los titulares enfrentados a esta situación es la de cómo preservar su patrimonio personal sin privar del mismo a la familia.

¿Puedo transmitirles a mis hijos mi patrimonio farmacéutico sin tener que renunciar a utilizarlo para garantizar mi futuro? Cuestión que está íntimamente ligada a la preocupación por asegurar el mantenimiento de la calidad de gestión y de atención farmacéutica a lo largo del todo el proceso de transmisión de la oficina de farmacia, incluyendo los años posteriores a su salida definitiva.

Un prejuicio muy extendido en relación a esta inquietud es considerar que el patrimonio que se transmite solo puede salir de la minoración del propio, esto genera situaciones de angustia en padres que se creen abocados a decidir entre preservar su patrimonio en»contra? del de sus hijos o renunciar a su renta de retiro para mejorar la situación de ellos. Afortunadamente ambos intereses son compatibles y es posible, con el planteamiento adecuado, garantizar el futuro patrimonial de las dos partes.

Por encima de estas consideraciones»técnicas? hay una cuestión que, en la inmensa mayoría de los casos, termina por revelarse como la principal preocupación de todos los titulares que asesoramos. ¿ Como va a afectar la transmisión del patrimonio farmacéutico a solo una parte de mis herederos a la unidad de toda la familia en el futuro?.

Dice mucho a favor del buen juicio y prudencia de cada titular el hecho de que insistentemente se planteen esta problemática antes de que se produzca y a tiempo de proveer los medios para evitar que lo que, por su propia naturaleza y voluntad expresa del profesional, debería de ser un motivo satisfacción personal y familiar se convierta en un infierno de rencillas y malos entendidos.

Por último deberíamos mencionar el deseo de constituir un»punto final? que no genere problemas futuros en forma de»puntos y aparte? con flecos y cuestiones menores que resultan especialmente insidiosas cuando ya se ha tomado la difícil decisión de desvincularse de la gestión. Temas administrativos, burocráticos, cuestiones menores de gestión o laborales que solo pueden resultar molestas una vez abandonado el ejercicio activo de la profesión.

Por supuesto es posible, planificando con tiempo y tomando las decisiones correctas, conseguir mantener el patrimonio farmacéutico dentro de la familia conservando íntegro su valor, realizar la transmisión del negocio de forma pausada dando continuidad a la calidad de gestión y atención farmacéutica, garantizar simultáneamente el futuro del titular y el de sus herederos y poder, finalmente salir del negocio de forma impecable.

Además, y de forma especial, se puede»blindar? la estabilidad de la familia procediendo a una valoración imparcial y a una distribución justa, siempre y cuando se cuente con el tiempo y la ayuda necesaria.

Sin embargo es sorprendente con que frecuencia, partiendo de una situación»perfecta? patrimonial y familiar, se cometen errores que hacen fracasar las mejores intenciones de continuidad ensombreciendo el final de una brillante carrera profesional.

El más habitual es tomar decisiones precipitadas adoptando fórmulas inadecuadas de transmisión produciéndose, como consecuencia de las mismas, una minoración del patrimonio propio o del transmitido cuando, tomando las decisiones correctas, puede conservarse intacto el valor de ambos de forma que la unidad familiar ( titular y herederos ) conserve íntegra la rentabilidad económica y fiscal total del patrimonio farmacéutico.

Menos habitual, pero muy relevante por su gravedad, es el de no contar con un criterio imparcial de valoración en la estimación del montante total a transmitir. Antes o después surgen los conflictos entre las partes reclamándose mutuamente la compensación de agravios comparativos reales o figurados que, en ocasiones, desembocan en conflictos familiares que podrían haberse evitado con una medida preventiva de eficacia más que probada; contar con el criterio de un tercero con demostrada credibilidad en el sector.

Por último destacar la frecuencia con la que, por desconocimiento u omisión, no se realiza un adecuado tratamiento fiscal de la transmisión incurriendo en cargas impositivas exageradas que lastraran en cuantías importantes la rentabilidad del negocio durante muchos ejercicios una vez realizada la transmisión. Pérdida de rentabilidad que atenta directamente contra el patrimonio familiar.

Un titular que tras muchos años de ejercicio se encuentra en situación de poder iniciar la transferencia de su patrimonio farmacéutico a sus herederos debe plantearse con tiempo como realizarla marcándose los objetivos de no renunciar a la conservación del valor del patrimonio propio, transmitir en las mejores condiciones económicas para ambas partes preservando las bases del negocio (calidad de gestión y atención farmacéutica ) y blindar la armonía futura de la unidad familiar.

Contando con la ventaja de que en esta situación con tiempo por delante para ir tomando decisiones contando con los propios herederos, se dispone de la calma y previsión necesarias para poder lograr todos ellos.

II. Para financiar los planes que se quieren realizar después del retiro.

Si hay una certeza en la vida profesional de un titular de oficina de farmacia es que, en algún momento, se planteará finalizar su carrera profesional y capitalizar su patrimonio para disfrutar de un bien merecido retiro.

Lo que no resulta tan obvio, ni mucho menos, es en que plazos y bajo que circunstancias tomar esta decisión y cuales son los objetivos a conseguir. Cada titular enfrenta y gestiona esta fase de su carrera con muy diferentes estados de ánimo y desde situaciones muy diferentes, no obstante podemos fijar varias circunstancias que concurren de modo habitual cuando un farmacéutico comienza a conformar, aún en fases muy iniciales, la decisión de transmisión de su oficina para retirarse.

En líneas generales comparten con sus colegas que quieren transmitir a sus herederos la mayoría de sus características; llevan muchos años al frente de su última farmacia, gozan de la confianza de una clientela fiel, también cuentan con un negocio saneado, un buen nivel de vida y el reconocimiento profesional de sus colegas y clientes.

Sin embargo sucede que dentro de la familia, o bien nadie ha continuado con la tradición farmacéutica, o disponiendo de la titulación necesaria, los potenciales herederos prefieren enfocar su desarrollo profesional en otros campos como pueden ser la industria farmacéutica o el sector público, por lo que no se considera la posibilidad de transmisión a un heredero.

Toda decisión de retirarse del ejercicio profesional se toma poco a poco, y esta sí que podemos afirmar que es una pauta común a todos los titulares que se aproximan al final de su carrera. A medida que van transcurriendo los años se van percibiendo otras áreas de interés que sustituyen poco a poco al empuje profesional, más que de cansancio puede hablarse de nuevas ilusiones, de planes pospuestos durante demasiado tiempo, de tiempo para la familia, para actividades no desarrolladas o, simplemente, para uno mismo.

Una excepción la constituyen los casos de enfermedad o situaciones familiares excepcionales pero, afortunadamente, el cambio de mentalidad en cuanto a perspectivas de vida y la mejora de las condiciones de salud ( en la que algo del mérito, sin duda, le corresponde al propio sector farmacéutico ) hacen que cada vez sean menos frecuentes, primando las salidas meditadas con muchos años por delante para disfrutar.

A medida que la decisión va madurando se plasma en planes concretos; residencia, patrimonio, familia, proyectos que requieren recursos y plazos concretos. A partir de este momento, no importa lo rápido o lento que haya sido el proceso, se abre un tiempo de dudas y zozobras que pueden hacer innecesariamente penosa una situación que debería de ser de ilusión y optimismo por los planes de futuro.

¿ Que dudas inquietan al farmacéutico cuando afronta las primeras fases de la planificación de su propio retiro? ¿ porqué puede llegar a retrasar innecesariamente el disfrute de los mejores años que le quedan por vivir?

Desde luego hay muchas dudas y con muchas consideraciones, reflexiones y preocupaciones a lo largo de mucho tiempo pero que pueden resumirse en una sola ¿de que renta voy a disponer para poder llevar a cabo todos los planes que me he trazado? Lo verdaderamente grave de esta situación de zozobra es que la posibilidad práctica de realizar esos planes es, a menudo, la única razón por la que se plantea cambiar una profesión y modo de vida, por otra parte, perfectamente satisfactorio. Su estado de ánimo puede por tanto entrar en un bucle de indecisión que termina por inmovilizar al titular en una realidad conocida y tranquilizadora pero a costa de no realizar proyectos llenos de ilusión y sabor que podrían quedarse para siempre en el cajón de»por hacer?.

Hay que dejar muy claro que esta situación es irreal e innecesaria. Es perfectamente posible cuantificar en términos de renta el patrimonio farmacéutico, estimando con toda precisión cual es el momento adecuado para disponer de los medios holgados que permitan realizar el plan de vida que verdaderamente se quiere llevar a cabo.

La clave es planificar cuidadosamente la salida cuantificando el objetivo a lograr en términos de la renta necesaria para posibilitar esos planes. La consecución de los objetivos de renta así establecidos dependen de variables manejables como son el valor actual del patrimonio ( incluyendo por supuesto, y en primer lugar, el farmacéutico), su previsible evolución en los próximos años y las tendencias de la fiscalidad.

De este modo es posible fijar, con margen de actuación suficiente, el momento optimo para capitalizar el patrimonio farmacéutico y tomar las medidas necesarias para que el rendimiento de la operación, desde el punto de vista económico y fiscal, sea máximo. Naturalmente esto solo es posible si se actúa desde hoy para preparar las decisiones de mañana.

En este momento el farmacéutico se juega mucho, puede decirse que se juega todo; todo su patrimonio y toda su vida. Sin embargo es una realidad constatada que las decisiones se toman tarde, mal y sin planificar. Se van posponiendo las decisiones hasta que algún factor externo como pueden ser presiones familiares, circunstancias inesperadas o una oferta sorprendente, introduce una prisa artificial que dispara la decisión y solo entonces, cuando es demasiado tarde, se busca una solución para traducir a trompicones el patrimonio disponible a renta.

Lo previsible es que, una vez ejecutada la decisión y sin marcha atrás, se descubra que el momento fiscal era inadecuado, el valor obtenido insuficiente y los plazos demandados inconvenientes. Cuando se había dispuesto de todo el tiempo y todos los recursos necesarios para poder planificar cuidadosamente la operación más delicada de la vida profesional, y no profesional, de un titular de oficina de farmacia.

III. Para poder crecer profesionalmente.

A lo largo de la carrera profesional de un titular se da, y muchas veces en más de una ocasión, la circunstancia de que siente que»ha hecho techo?. No tanto en facturación o en clientes, si no en retos.

Lleva un largo periodo al frente de la oficina, ha reconocido y superado con éxito las fases de arranque, despegue y desarrollo, ha optimizado la gestión, las compras, el personal. Ha satisfecho su inquietud profesional desarrollando sistemas y mejorando la atención, controla a la perfección los parámetros de la farmacia y de los clientes.

Los logros empiezan a ser cuestión de rutina, económicamente ha alcanzado el éxito, la oficina rinde una buena rentabilidad y disfruta de un razonable nivel de vida. Tiene la sensación de que necesita un nuevo reto profesional; más tamaño, más complejidad en el mercado, gestionar otro volumen de negocio, disponer de expectativas de crecimiento y en definitiva llega a la conclusión de que ha llegado el momento de cambiar de farmacia.

Lo habitual es que, una vez alcanzada esta conclusión, el siguiente paso sea interesarse por cual es la realidad de las transmisiones de oficina de farmacia, en un primer término en la misma localidad o cercanas, y posteriormente y a efectos de comparación, en diferentes ubicaciones en el país. Más pronto que tarde descubre que la situación no es halagüeña, que la oferta es inferior a la que esperaba, que los plazos de decisión y ejecución son breves y que, en general, la información disponible para tomar decisiones sobre las farmacias que han llegado a interesarle era insuficiente.

También se da cuenta de que, en las pocas ocasiones en que la oficina le ha interesado y la empresa que se la ha presentado le ha proporcionado información suficiente y fiable, alguien se le ha anticipado dejándole sin opciones. Alguien con disponibilidad líquida y con un título libre para confirmar la operación en plazos ajustados.

A medida que se acumulan los fracasos va concluyendo que el único medio de conseguir su objetivo, adquirir una farmacia de más complejidad, es vender la suya en las mejores condiciones posibles para, una vez capitalizado y con su título liberado, optar con ventaja a la adquisición de un oficina que cumpla sus expectativas.

Habitualmente, llegados a ese punto, la ponderación de riesgos da un resultado negativo y como consecuencia se refuerza de la actitud inicial, el farmacéutico sigue buscando con más ahínco. Esto dilata la resolución del dilema durante meses o años, al cabo de los cuales se abren dos vías; el farmacéutico da por cerrado el proyecto o varía su ponderación de riesgos decidiéndose a evaluar seriamente la opción de venta previa.

Es posible que en el ínterin intente asegurar el cambio con algunas de las empresas del sector ofreciendo su farmacia a cambio de que previamente se le oferte una que el acepte, en este caso es más que probable que acabe conociendo un ejercito de semiprofesionales que le prometerán la permuta ideal, permuta que, casualmente, se frustrarán siempre en el último segundo. La razón es bien simple; tales promesas se basan, en el mejor de los casos, en partidas de billar reales o imaginarias con muy pocas probabilidades de éxito.

Cualquier profesional serio sabe que en gestión patrimonial no se puede jugar con el patrimonio de los clientes ni al billar ni a ninguna otra cosa, simplemente se trata de una cuestión demasiado seria que afecta a la vida del cliente y de sus allegados en la que no caben carambolas, solamente hechos fehacientes y documentados.

Si a pesar de todo la motivación e ilusión por crecer profesionalmente todavía continúan intactas se hace más y más evidente que, en la situación que vive el sector desde hace ya algunos años, para tener éxito en la operación de cambio de farmacia el único camino es ocuparse primero de la venta, en las mejores condiciones de mercado ( y para eso se requiere tiempo ), de la farmacia actual para ocuparnos después de la adquisición de la oficina ideal.

Esta secuencia de decisiones, debidamente estudiada, planificada y ejecutada permite actuar en el momento preciso para rentabilizar al máximo la fiscalidad, obtener el mejor valor de realización en el mercado ( teniendo en cuenta que el»mejor comprador? puede no ser tan fácil de encontrar cuando se necesita por lo que es preferible disponer de tiempo para buscarlo), y lo que en definitiva es más importante cuando de lo que se trata es de cambiar de farmacia; disponer de los recursos monetarios, título, tiempo y dedicación para encontrar, evaluar adecuadamente y adquirir la oficina de farmacia perfecta ( y ninguna otra ) en los ajustados plazos que la dinámica del mercado requiere.

El cambio de oficina de farmacia es una situación que se da varias veces en la vida profesional de un farmacéutico puesto que pocas veces la primera oficina y la última coinciden, y de su correcto desarrollo en cada una de las ocasiones dependerá, en buena medida, el total del patrimonio personal del titular al final de su carrera. Nuevamente decisiones de tanta trascendencia se toman de modo impulsivo o poco meditado aunque, en esta situación, es explicable; la peor decisión es no hacer nada y ello supondría prolongar innecesariamente la permanencia al frente de una oficina que ya no nos aporta nada personal, profesional ni económicamente. Por eso es tan frecuente tomar decisiones»alocadas? cuando la oportunidad pasa por delante, pero ¿ era una buena oportunidad? ¿ o simplemente el paso del tiempo por no haber tomado decisiones correctas a tiempo había hecho bajar nuestras expectativas?

Es posible realizar el cambio de oficina de farmacia de forma profesional, planificada y rentable y, lo que es mucho más importante, eligiendo la farmacia ideal para sacar todo el partido del conocimiento profesional y de las ganas de vivir que se tengan en cada momento. Pero para ello hay que ser capaz de ponderar y gestionar adecuadamente los riesgos, incluyendo los de no hacer nada y dejar pasar el tiempo, y tomar decisiones acertadas sabiendo que no decidir también es una decisión.

IV. Para cambiar de ciudad o localidad.

La situación de transmisión de oficina de farmacia a la que , casi con toda seguridad, va a enfrentarse todo titular en al menos una ocasión a lo largo de su vida profesional, además de la de jubilación, es la de cambio de lugar de residencia.

Por razones económicas y prácticas es frecuente, y totalmente recomendable, iniciar la andadura profesional en pequeñas farmacias fáciles de adquirir, fáciles de gestionar y con un grado de compromiso sanitario razonable para un recién licenciado. Todas estás características confluyen en la farmacia rural y por eso es habitual encontrar al frente de las mismas farmacéuticos jóvenes que realizan una excelente labor entre la población, muchas veces subatendida desde el punto de vista sanitario, de zonas recónditas del país.

El ciclo profesional al frente de estas farmacias puede durar más o menos años en función de las propias inquietudes profesionales del titular o del tamaño, servicios y ubicación de la localidad donde se halle la oficina.

Lo normal es que, pasados unos años, el farmacéutico joven, preparado, ya con una cierta experiencia y con una situación económica más desahogada, empiece a echar de menos los servicios y atractivos de una ciudad. En la mayoría de los casos por una decisión personal y en otros muchos por cuestiones familiares; pareja, niños o parientes próximos que precisan de salidas profesionales, educación o cuidados que solo pueden encontrarse en núcleos urbanos de un cierto tamaño.

Una vez que ha tomado forma la decisión de trasladarse a una población de mayor tamaño o más próxima a un entorno urbano surgen dudas muy similares a las descritas en el caso de cambio de farmacia por crecimiento profesional. De echo es frecuente que las motivaciones para el cambio se encuentren entremezcladas. Sin embargo en el caso del titular de una farmacia rural la situación se ve agravada por el prejuicio que existe sobre el escaso atractivo de este tipo de farmacias en el mercado.

Con toda probabilidad el farmacéutico en esta situación pasará por todas las fases de intentar adquirir una farmacia en la ciudad ideal antes de plantearse vender la suya para, pasando por los intentos de permuta, concluir que debe asumir la difícil decisión de asumir el riesgo de desprenderse de la suya para iniciar la búsqueda activa SU oportunidad.

Esto si tiene suerte, si no, cuando la necesidad de cambio se vuelva acuciante, terminará por»aprovechar? precipitadamente una»oportunidad? que, aunque no cumplía sus expectativas, sí le permitía una situación mejor que la original. En ese caso se encontrara en una oficina que no está donde quería, ni tiene el tamaño que buscaba, ni acaba de gustarle la clientela, farmacia que pronto tendrá que intentar cambiar en un futuro próximo para adecuarla a sus inquietudes profesionales y personales. Lo cierto es que en el sector está asumido este calvario migratorio como parte de la profesión. La buena noticia es que simplemente no tiene porque ser así.

De forma muy similar a como hemos visto en la situación de cambio de farmacia por motivos puramente profesionales las cosas pueden hacerse mejor. Las oficinas de farmacia rurales tienen su mercado natural que son las primeras instalaciones, planificando la transmisión con tiempo y sin prisas es posible obtener un buen valor de realización capitalizando el esfuerzo de los tres, cinco o siete años invertidos atendiendo a la población de la localidad y botiquines, mejorando así notablemente la situación financiera de partida para adquirir la nueva oficina.

Las actuales condiciones de financiación partiendo de una cierta liquidez permiten optar a farmacias de envergadura en núcleos urbano apropiados siempre y cuando se disponga del tiempo, conocimientos y recursos para buscarlas y encontrarlas. Sin liquidez, sin título disponible, comprometido con la atención farmacéutica de una población rural exigente y muchas veces dispersa y sin conocer las características del mercado de transmisiones, trasladarnos a la zona deseada más que difícil se demuestra, las más de las veces, imposible.

Transmitir la oficina propia sin contar con la seguridad de adquirir otra se contempla como una maniobra arriesgada de resultado incierto, sin embargo la experiencia de los farmacéuticos que han acometido el cambio desde esta óptica demuestra que prácticamente todos ellos han visto cumplidos sus objetivos en un plazo razonable. La experiencia también demuestra que la mayoría de los que optan por la perspectiva»conservadora? terminan anclados en su destino actual o, con unos años vacíos de retraso, en una oficina de farmacia en otra población, sí, pero igualmente inadecuada.

V. Para cambiar de actividad profesional.

Una situación relativamente novedosa pero que se está dando cada vez con más frecuencia, es la del titular que a favor del desarrollo industrial y económico de nuestro entorno percibe, o directamente recibe, propuestas laborales interesantes fuera del ejercicio de la dispensación de medicamentos en oficina de farmacia.

El atractivo profesional puede venir de la propia industria farmacéutica o de otros sectores que, cada vez más, valoran adecuadamente la calidad de formación y profesionalidad que producen las facultades de farmacia.

Por supuesto se dan situaciones personales más sensibles a este cambio de perspectiva profesional; un titular joven, con inquietudes profesionales, que ya ha alcanzado un cierto éxito al frente de su oficina de farmacia y por lo tanto se siente seguro y satisfecho, puede empezar a considerar seriamente otros horizontes profesionales o personales.

Si la situación es similar a la descrita está en condiciones de aprovechar el excelente momento que por razones fiscales y financieras vive la oficina de farmacia para su transmisión. Hay que tener en cuenta que la situación difícilmente va a mejorar.

Hoy se da la conjunción de interesantes condiciones profesionales dentro y fuera del sector con máximos en los valores de realización del patrimonio farmacéutico, por lo que no es de extrañar que el número de titulares que se plantean seriamente la transmisión para incorporarse al mundo laboral o empresarial fuera de la oficina de farmacia sea creciente.

En general este perfil de profesional joven, bien formado y con inquietudes suele recurrir a servicios profesionalizados para realizar la transmisión con unos objetivos perfectamente definidos; maximizar el valor de realización de su patrimonio y evitar tener que afrontar cualquier complicación en el proceso de transmisión. A pesar de ello no están exentos de errores, las más de las veces relacionados con la premura por realizar la operación de salida.

Una vez más disponer del tiempo necesario para planificar y ejecutar correctamente la operación es la única forma de garantizar resultados plenamente satisfactorios.

Sea cual se su situación, si la transmisión de su oficina de farmacia ha empezado a aparecer en el horizonte como una opción cierta para mejorar su situación, no importa cuan lejano este le parezca, no pierda tiempo en empezar a recabar información y contacte cuanto antes con las personas o empresas que puedan aportarle experiencia real. Cuanto antes se empiece más tiempo habrá para aprender, centrar objetivos y, sobre todo, para evitar que el tiempo nos fuerce a tomar decisiones precipitadas.

Empezar a trabajar para hacerlo bien no implica que terminemos por transmitir pero sí garantiza que, si finalmente decidimos hacerlo, estemos en disposición de ejecutar la operación en las mejores condiciones, y hay demasiado en juego como para arriesgarse a hacerlo en otras.

Jesús Llanos Justa

MBA

Director Dep.Comercial de FARMACONSULTING TRANSACCIONES S.L.

jesusll@fct.es

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