La prescripción por DOE agota sus efectos y necesitaría más incentivos

Las medidas para potenciar el uso racional de medicamentos y la contención del gasto público en recetas está siendo sometida a análisis por las regiones que buscan mayor eficiencia en sus respectivos sistemas sanitarios.

La prescripción por principio activo es prioritaria, en todo el Sistema Nacional de Salud, pero en cada comunidad autónoma se aplica con criterios diferentes y obtiene diferentes resultados. Pero hay una conclusión común que se extrae de los datos de los expertos y de los estudios de los profesionales: los resultados en el control del gasto público que se obtiene con esta forma de prescripción no alcanzan los objetivos perseguidos y una de sus metas, el aumento de la penetración de los genéricos en el mercado de medicamentos, lleva dos años estancada.

Durante 2016, los medicamentos genéricos certificaron su estancamiento en el mercado español, en torno a un 40 por ciento de media aunque varía por regiones, y por eso, la patronal de fabricantes de estos fármacos y las administraciones exploran medidas de incentivo, ya que estos medicamentos contribuyen a mantener bajos los precios, ayudan a la sostenibildad y ofrecen la misma seguridad para los pacientes que cualquier otro aprobado por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps).

Desde 2005, las administraciones estimulan, con incentivos y con normas, la prescripción por principio activo seguida de una dispensación prioritaria de genéricos como mecanismo de contención del gasto en medicamentos. Este proceso se ha acentuado con la crisis y la aparición de las subastas en Andalucía, los algoritmos de prescripción en la Comunidad Valenciana y otras medidas que demuestran, además de los problemas presupuestarios de las administraciones, que las necesidades de ahorro son mayores que los resultados que se obtienen. Porque, a pesar de todas esas medidas, los genéricos, al cierre del año 2016, estaban estancados en torno al 40 por ciento.

Enrique Granda, farmacéutico y director del Observatorio del Medicamento de la Federación Empresarial de Farmacéuticos Españoles (FEFE), sostiene que hay que estudiar medidas que potencien la prescripción por principio activo, que no estarían dando los resultados esperados en muchas autonomías, y buscar más incentivos a la penetración de los medicamentos genéricos en el mercado español.

«Este estancamiento en la penetración de los genéricos -dice Granda- puede atribuirse a que es una gran desventaja competitiva que dichos medicamentos y los de marca con el mismo principio activo puedan tener el mismo precio y que la Administración ya no exija que a igualdad de precio haya de recetarse genérico».

A finales de 2015, en la Ley de Presupuestos Generales del Estado, el Senado introdujo una enmienda que ponía fin a la discriminación positiva para los genéricos estableciendo que, cuando un medicamento de marca y un genérico están al mismo precio, el médico prescriptor puede recetar lo que considere oportuno y no prioritariamente un genérico como hasta ese momento.

OTRAS MEDIDAS
Miguel Ángel Hernández, Coordinador del Grupo de Trabajo de Utilización de Fármacos de la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (Semfyc) atribuye al fin de la discriminación positiva el estancamiento, pero añade que «la industria de los medicamentos genéricos debería ser creativa y ofrecer más valor añadido a sus productos». Pero son las administraciones, dice Hernández, las que deben explorar otra estrategia y pide «una estabilidad normativa que marque el terreno en el que deben moverse los prescriptores».

Desde Semfyc, explica, «hemos defendido la isoapariencia de las presentaciones y consideramos que tal vez habría que revisar la ley de patentes, quizá haciéndola gradual, permitir que los genéricos entren antes al mercado o incentivar a los pacientes en una especie de copago negativo si prefieren genéricos. Hay muchas fórmulas que se pueden explorar».

Aunque también señala que la especialización de los medicamentos, los tratamientos cada vez más individualizados y las innovaciones, plantean un escenario complicado para el establecimiento de tratamientos en base a principios activos.

La prescripción por principio activo ya ha sufrido matizaciones desde su puesta en marcha como norma obligada en el RD 9/2011, durante el último Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. En el RD 16/2012, siendo ministra de Sanidad Ana Mato se excluyó de la prescripción obligatoria por principo activo a los pacientes cróniocos por haberse detectado que los cambios de presentaciones a que llevaban estaban planteando problemas de adherencia.

No en todas las regiones la prescripción por principio activo tiene la misma importancia ni se comporta de la misma manera.

DIFERENCIAS REGIONALES
Andalucía fue la región pionera en prescripción por principio activo, que la Administración central comenzó a impulsar en 2001. En esta región, esta forma de recetar ascendió significativamente hasta 2012, en que comenzó a descender. En ese año había alcanzado un 93,6 por ciento del total, un 93,3 en 2013, un 93,2 en 2014 y un 93,13 en 2015, según datos del Servico Andaluz de Salud. En 2016 ha vuelto a subir a un 93,5.

La explicación oficial es que, al haber llegado casi al cien por cien la prescripción por principio activo en la región, hay pocas posibilidades ya de crecimiento.

En otras autonomías el porcentaje de prescripción por principio activo es menor, a pesar de que las administraciones sanitarias respectivas afirman a CF que es su prioridad. Así, Aragón está en un 43,12 por ciento, Baleares en un 66, y Extremadura en un 31 por ciento, por poner algunos ejemplos. Algunas como Extremadura, estudian nuevos incentivos para prescribir por DOE.

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