Los candidatos discrepan sobre la forma de actuar ante Bruselas

Los farmacéuticos barceloneses dirán este viernes, a través de sus votos, si les convence más la dilatada experiencia de Jordi de Dalmases o el aire reivindicativo de Juan Antonio Soriano, los dos candidatos a la presidencia del Colegio de Farmacéuticos de Barcelona. Un debate cara a cara, celebrado la semana pasada en la sede del grupo financiero catalán Riva y García.

Soriano criticó el inmovilismo del colegio ante medidas gubernamentales como la orden de precios de referencia, una norma que, tal y como recordóDalmases, está recurrida por el COFB.

Ambos candidatos coincidieron en lo esencial, es decir, en que hay que defender tanto la profesión como el actual modelo de farmacia y en que es necesario luchar por que la Administración reconozca de manera efectiva el papel sanitario del farmacéutico.

Sin embargo, la forma en que cada uno quiere conseguir estas metas es distinta, sobre todo en cuanto a la relación que creen que el Colegio debe tener con los gobiernos central, autonómico y europeo. Mientras Dalmases se mostró más dialogante con los dirigentes políticos, al señalar que ‘tenemos que defender nuestros intereses, pero también entender los suyos’, Soriano cree que ‘a la Administración le importa un bledo lo que hace la farmacia, a no ser que dé dinero, por lo que hay que demostrarle nuestro valor’.

Dalmases sí cree que la Generalitat valora la profesión, como así lo han repetido sus representantes y la propia consejera de Salud, Marina Geli. Ofreció como muestra una carta dirigida por la titular de la Sanidad catalana al CGCOF, a petición de su presidente, Pedro Capilla, en la que hace una sólida defensa del modelo español de farmacia, enumerando sus ventajas y manifestando la necesidad de mantener el binomio propiedad-titularidad. Una carta que sorprendió a Soriano.

En cambio, para éste, el farmacéutico se siente minusvalorado por los políticos, por lo que cree que hay que explicarle los beneficios de la vertiente asistencial de estos profesionales. ‘Tienen que saber que muchas veces el paciente explica al farmacéutico lo que no le cuenta al médico’, dijo.

No obstante, en su opinión, el COFB no ha sido capaz de transmitir esta idea, y acusó al órgano colegial de inmovilismo ante medidas traumáticas para los farmacéuticos como los precios de referencia. ‘El silencio público de nuestros representantes ha sido agobiante para los farmacéuticos que hemos sufrido durante años la política farmacéutica de la Administración’, apuntó, y añadió que ‘es vergonzoso que nuestros representantes no digan nada cuando establecer precios de referencia es como una subasta’.

Dalmases se mostró en desacuerdo con esta idea, puesto que, en su opinión, el colegio sí ha sabido actuar ante medidas como la Orden de Precios de Referencia, y prueba de ello es que tiene recurrida esta norma, del mismo modo que recurrió el decreto catalán de terapias naturales o interpuso un recurso de anticonstitucionalidad ante el Real Decreto 2404/2004 de descuentos. ‘Estas intervenciones legislativas demuestran que el colegio ha sabido decir ‘no’ cuando tocaba y defender la profesión ante la Administración’, afirmó.

Bruselas

La concepción que ambos candidatos tienen sobre cómo hay que negociar con la clase política se traslada también al ámbito internacional. A las amenazas contra el modelo tradicional de farmacia español que vienen de Bruselas, Soriano reaccionó de forma contundente. ‘Una de las razones por las que hemos formado la candidatura es que creemos que el Colegio de Farmacéuticos de Barcelona no está dando el do de pecho en la defensa de la farmacia ante la Comisión Europea’, afirmó. Para él, ‘la farmacia no puede hacer nada sin que al día siguiente esté en Bruselas’.

Para Dalmases, en cambio, se debe actuar con conocimiento y prudencia. Según él, pretender reclamar directamente a Bruselas ‘puede regalar los oídos a los colegiados y suponer un consuelo, pero no resultaría muy útil, por lo que hay que buscar los cauces efectivos’. La organización de la política en torno al medicamento y la descentralización de la Sanidad hacen que, a la hora de pronunciarse en la Comisión Europea, se deba recurrir por utilizar los interlocutores válidos, es decir, el Gobierno y el Consejo General de Colegios de Farmacéuticos.

‘Queremos estar presentes en todos los órganos donde se tomen decisiones que afecten a la farmacia’, recalcó Dalmases. Y esto pasa por aportar ideas al CGCOF, que es el interlocutor válido con el Ministerio de Sanidad, y éste con la Comisión Europea.
No obstante, Dalmases cree que el papel de esta institución debe ser revisado y, en este sentido, ambos candidatos coincidieron. ‘El Consejo debe adaptar sus estructuras a la realidad de las 17 comunidades autónomas, y permitir que los consejos autonómicos tengan representatividad por sí mismos’, manifestó.

Soriano también entiende que la representatividad de los farmacéuticos por provincias en el CGCOF es ‘un sistema caduco’, y por eso apostó por la unión de los consejos autonómicos, ‘tal vez mediante una especie de federación’. Según él, no entiende que ‘una provincia pueda tener el mismo peso dentro del CGCOF que un consejo autonómico’.

En cuanto a la función que debe desempeñar el Consejo catalán, mientras Soriano consideró que el seno de esta institución ha sufrido una falta de entendimiento y de renovación, Dalmases cree que la idea de un colegio catalán único choca con la voluntad de las provincias de mantener su soberanía. ‘Tengamos un Consejo catalán para sumar y para ser interlocutor único ante la Administración, respetando la pluralidad, pero no para dividir’, declaró.

Por otro lado, una de las principales críticas de Soriano a la gestión del Colegio de Barcelona es su ‘opacidad’. A su juicio, no ha sabido defender a la profesión en su globalidad, y farmacéuticos de hospital, de salud pública o analistas no se sienten representados. ‘Quiero un colegio que resulte útil a todos los licenciados en Farmacia y que la cuota sea rentable’, precisó.

La opinión de que el COFB debe dirigir sus esfuerzos a todas las especialidades fue compartida por Dalmases. ‘En mis cuatro años como vicepresidente he podido comprobar que el Colegio tiene un marco y medios adecuados para desarrollar todos los ejercicios de la profesión’, precisó.

Asimismo, quiso dejar claro que haber ocupado el cargo de vicepresidente no tiene tantas ventajas. ‘Me parecería injusto que se me juzgaran por los 14 años de gobierno de Joan Duran porque, aunque creo que lo ha hecho muy bien, no pretendo ser su valedor’, subrayó.

Por su parte, uno de los principales objetivos de Soriano es conseguir que el COFB sea más cercano y accesible. ‘Quiero estar junto al colegiado, que se sienta acompañado, reclamar por él’, afirmó . En esta línea, propuso que, cada tres meses, la Junta de Gobierno sea abierta y con derecho a voto.

Del mismo modo, uno de los propósitos de Dalmases es acercar el colegio, no sólo a la ciudad de Barcelona, sino a todas las comarcas que conforman la provincia. ‘La voluntad de nuestro equipo es recuperar la cohesión de las farmacias, a través de charlas y encuentros’, destacó. Para que sea posible, reclamó una mayor implicación del colegiado. ‘A las asambleas del colegio no vienen más de 70 farmacéuticos’, se quejó.

Para ambos candidatos, el reconocimiento de la farmacia por parte de la Administración debe hacerse efectivo mediante un cambio en el sistema de pago al farmacéutico. Así, Dalmases apostó por conformar una cartera de servicios remunerados a través de la potenciación de la farmacia asistencial, de la relación con la Atención Primaria y de los grupos de trabajo del COFB. ‘Tenemos un gran abanico de posibilidades para crecer socialmente y ser útiles al Sistema Sanitario’, aseveró.

Soriano cree que la clave está en saber demostrar el papel sanitario que desarrolla el farmacéutico y, en este sentido, la Atención Farmacéutica juega un papel fundamental, pero siempre que se justifique con datos objetivos, para poderlos usar ante la Administración como la utilidad real del farmacéutico en el sistema de salud.

Dalmases también tiene claro que el valor del farmacéutico y su papel, no sólo como experto en el medicamento, sino dentro de la salud pública, hay que saberlo demostrar, y propuso medidas concretas para ello. Así, aparte de programas como el Sistema Personalizado de Dosificación (SPD) o la dispensación de metadona, apuesta por que desde las farmacias se realicen otras actuaciones remuneradas como el test de VIH.

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