Francia: la farmacia se ‘blinda’ frente a la nueva propuesta de liberalización

Un nuevo informe de la Autoridad de la Competencia insiste en acabar con el “monopolio” del capital y la venta en exclusiva de medicamentos

Suele decirse —en una premisa recogida originariamente por Sun Tzu en ‘El arte de la guerra’ que ahora se usa especialmente en el ámbito deportivo— que “no hay mejor defensa que un buen ataque”. Y esta es la decisión que ha tomado la profesión farmacéutica en Francia ante el nuevo informe pro-liberalización del sector de oficina de farmacia que publicará la Autoridad de la Competencia este 4 de abril y del que ya se conoce su contenido. Un contenido que, según se destaca, es un “copia y pega” de otro posicionamiento de este organismo en 2013 (que llegó a ser considerado por el entonces ministro de Economía galo Enmanuel Macron) y en el que se insisten en medidas como la “destrucción” de lo que consideran “monopolio farmacéutico”, la apertura de la propiedad de farmacias a capital no profesional, el cuestionamiento de las reglas de instalación de boticas y abrir la venta online de medicamentos a otras plataformas en Internet.

Aunque este informe sobre la distribución de medicamentos será público el 4 de abril, tres días antes de ello, el 1 de abril, las 8 principales entidades farmacéuticas de Francia —entre ellas los sindicatos mayoritarios USPO y FSPF— han difundido un manifiesto común a fin de “denunciar los ataques repetidos e infundados de la Autoridad de la Competencia, en un momento en el que la profesión está evolucionando para satisfacer las necesidades de los pacientes en todo el país”, apuntan. Para todas las entidades firmantes, la visión que tiene este organismo de las farmacias comunitarias es “comercial” y los posicionamientos que recoge el informe “son una patata caliente para el Gobierno e incompatibles con las necesidades sanitarias de la población”.

Respecto a cuestiones concretas que sugiere Competencia, como sería la apertura del capital de las farmacias a manos no profesionales, los representantes de la profesión indican que “las farmacias comunitarias galas no necesitan capital externo para prestar su servicio”, amén de que esta medida “cuestionaría la independencia del farmacéutico y sería la responsable del cierre de establecimientos y la destrucción de la red nacional”.

Asimismo, sobre la posibilidad de abrir (permitir) la venta de medicamentos —no solo OTC’s— en Internet, la farmacia francesa denuncia que la sombra de las principales plataformas online estarían detrás de esta petición. “En Francia no existen dificultades de acceso a los medicamentos, por lo que esta propuesta carece de sentido y de interés para los pacientes”. En este sentido, añaden que “el Ministerio de Salud ha incidido recientemente que el medicamento no es un producto de consumo y debe ser proporcionado por los farmacéuticos dentro de una política de uso seguro”.

Por último, el manifiesto de réplica recuerda que la farmacia comunitaria gala “responde a desafíos como el envejecimiento de la población, el aumento de patologías crónicas y la prevención y promoción de la salud”, y pone el éxito de la experimentación de la vacunación frente a la gripe en farmacias (que se generalizará a todo el país en la próxima campaña) como el “ejemplo perfecto” de ello.

Antecedentes periódicos

Cabe recordar que no es la primera vez que la sombra o los deseos liberalizadores sobrevuelan al modelo farmacéutico regulado francés. Amén del citado primer informe de Competencia de 2013, uno de sus momentos más críticos se vivió con la tramitación en 2015 por parte del Ministerio de Economía —que lideraba el actual primer ministro— de una Ley de Regulación de Profesiones que, en sus primeros textos, planteaba una importante desregulación del sector farmacéutico. Un ‘matchball’ que finalmente la farmacia francesa pudo salvar.

También cabe señalar otro reciente informe del Tribunal de Cuentas de Francia que, dentro de sus propuestas para la nueva Ley de Financiación de la Seguridad Social gala, ponía en solfa la farmacia regulada. En concreto, abogaba por reducir al 50 por ciento el mapa farmacéutico, y que a su vez se permita la entrada de capital no profesional, amén de acusar al Gobierno de “demasiado protector” con el sector.



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